
Se trata de uno de los métodos terapéuticos empleados en la Medicina Tradicional China con la finalidad de provocar determinados estímulos cutáneos y tisulares mediante la producción del vacío a través de la aplicación sobre diversos puntos de acupuntura de ventosas de diferentes materiales.
Es una técnica muy útil en el tratamiento de problemas de los meridianos debido a un estancamiento de la sangre o del Qi. También es eficaz para expulsar los factores patógenos externos, sobretodo el viento y el frío.
La combustión del oxígeno crea un vacío de aire dentro de la ventosa que al colocarla sobre la piel hace que se pegue a ella, que la succione. Esta técnica ayuda a que los poros de la piel se abran y así los factores patógenos se eliminen.
Las ventosas se pueden aplicar de varias formas, pueden dejarse retenidas o fijas, pueden quitarse y ponerse rápidamente, pueden moverse una vez aplicadas, se pueden sacudir, girar… Una de las opciones consiste en colocar las ventosas y dejarlas inmóviles sobre la piel entre 10 y 15 minutos. Otra opción, consiste en hacer deslizar las ventosas por la espalda mientras se mantiene el efecto ventosa. Para ello, antes de colocarlas, se aplica aceite sobre la piel para lubricar y facilitar los movimientos. Esta segunda opción es tan agradable como un masaje, aunque a veces, llega a dolor.
La aplicación de ventosas fijas habitualmente deja una marcas circulares en la piel, son hematomas provocados por la succión. La sangre y las toxinas han aflorado a la piel. Estas marcas desaparecen en una semana.
La terapia de aplicación de ventosas tiene aplicaciones muy amplias; en general, tanto las enfermedades de la medicina interna, como las del sistema nervioso o locomotor, entre otras. Por ejemplo: resfriado, tos, asma, celulitis, dismenorrea, parálisis facial, entumecimiento de los miembros, contracturas musculares…